Teatro

El teatro

Rasgos generales del teatro bajacaliforniano

La producción teatral de Baja California surge tardíamente y su desarrollo ha sido más desigual y lento que el de la poesía, el cuento, la novela y la crónica. No hay piezas de teatro misional durante el virreinato. Tampoco se conocen obras dramáticas escritas durante el siglo XIX. Se escribieron algunas piezas teatrales escritas durante los sesenta, pero sin duda la mayor producción y la que ha obtenido premios nacionales como el Celestino Gorostiza surgen durante los finales de los ochenta.

El despegue y evolución del teatro bajacaliforniano se dió principalmente en las últimas décadas del siglo XX, con la apertura de talleres y diplomados de expresión dramática ofrecidos por el Centro de Artes Escénicas del CECUT, la creación de becas y premios de apoyo para la producción teatral como los ofrecidos por FOECA, la publicación de antologías de piezas dramáticas como Vicios privados (1997), donde se han dado a conocer textos y dramaturgos y dramaturgas sobresalientes. Un factor catalizador es la oferta de espacios escénicos en Mexicali, Tijuana y Ensenada. Así mismo, la distribución de obras teatrales se benefició de la organización bajacaliforniana de concursos de amplitud nacional (Concurso de Creación Escénica del CECUT-CAEN-UABC-ICBC), la celebración de festivales estatales y locales de teatro, ferias municipales y estatales del libro y reconocimiento de Tijuana como una de las pocas sedes del festival nacional de teatro.

Breve panorama del teatro en México

El teatro en la historia de la literatura mexicana ha sido el género menos favorecido. En comparación con la poesía, el cuento y la novela la producción dramática mexicana es escasa, con una débil continuidad estética e ideológica, aunque no carece de obras maestras y dramaturgos excepcionales como sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón, Fernando Calderón, Manuel Gorostiza, Federico Gamboa, Xavier Villaurrutia, Rodolfo Usigli, Celestino Gorostiza, Josefina Hernández, Vicente Leñero, Emilio Carballido, Hugo Argüelles, Elena Garro, Luis G. Basulto, Octavio Paz, Carlos Fuentes e Ignacio Solares, entre otros.

Una de las causas de tan escasa producción ha sido que la producción teatral requiere de ciertas condiciones socioeconómicas básicas para su florecimiento, como una tradición y una clase social que mantengan la sensibilidad, educación y apoyo a las actividades escénicas. Dicho fenómeno no se dió durante la primeras dos terceras partes el siglo XIX debido a la continua irrupción de revueltas, alzamientos, guerras civiles y otras expresiones de inestabilidad social. No había dinero para patrocinar una producción, ni había tradición de escuelas de dramaturgos. Tampoco existieron academias de dirección o actuación.

El restablecimiento de la paz pública con La República Restaurada (1868-1877), los teatros se usaban para eventos políticos locales, ceremonias patrias, etc. Con la dictadura personal de Porfirio Díaz (1876-1911), la producción dramática se redujo a representación de algunas obras del teatro clásico universal y del español de los Siglos de Oro. Sin embargo, predominó la traducción y la adaptación de comedias ligeras, teatro de revista, operetas y comedias musicales, producidas y representadas por compañías generalmente extranjeras. Las obras de Federico Gamboa, La ley de la gleva (1903) son al excepción en este último grupo.

Época virreinal, siglo XIX en Baja California

No hubo producción teatral que se conozca, aún ni siguiera piezas de teatro misional. También se desconocen textos dramáticos producidos en la península durante el siglo diecinueve. En Album poético, Gabriel Trujillo Muñoz establece que a la vuelta del siglo había en Ensenada (población de cerca de tres mil habitantes) una sociedad aficionada a las artes dramáticas:

Ensenada era, así, un pueblo donde abundaban funciones teatrales, tertulias de bohemios, recitales de piano o concursos de belleza. Un puerto donde se entrelazaban y convivían gente de diversos orígenes y proceden-cia, personas con distintas formas de pensamiento y acción (Los signos de la arena, 68).

Primera mitad del siglo XX

La expresión teatral durante este medio siglo es escasísima, sólo se pueden mencionar los trabajos de Manuel Irigoyen Lara escribe El puñal de la locura (1923). Unas décadas después, Fernando Sánchez Mayans retoma el género dramático en forma más constante y profesional.

El teatro de la Bajacalifornidad

Como en muchas de sus empresas, Rubén Vizcaíno Valencia es quien abre la dramaturgia bajacaliforniana con un complejo temático intenso y controversial en torno a la cultura fronteriza. Con el drama La madre de todos los vicios, el autor explora la revolución de identidades que se escenifican violentamente en la legendaria calle del mismo nombre en Tijuana.

Generación de los nacidos entre 1954-64

Generación primordialmente de poetas y narradores. Sin embargo, algunos de ellos, como Oscar Valenzuela, ha incursionado apenas en el género dramático. Luis Humberto Crosthwaite y Roberto Castillo han trabajado en adaptaciones teatrales clásicas, o provenientes de otros géneros literarios.

El dramaturgo más sobresaliente de la generación es Ángel Norzagaray (La Trinidad, 1961). Poeta y dramaturgo radicado en Baja California desde principios de los años ochenta. Autor de Trovargo (1988), En la madre, bohemios (1991). Su estilo es lírico, realista y picaresco. La frontera aparece como un espacio libertario frente a clichés, escenas carnavalescas de crítica profunda.

Generación de la Ruptura

Algunos dramaturgos corresponden por su edad y formación artística a otras generaciones aunque su producción dramática aparece a finales de los ochenta. Por ello, coincide con las propuestas de escritores de la generación de la Ruptura.

Como en otros géneros, una buena parte de sus autores y autoras provienen de intelectuales inmigrantes de Nayarit, Sinaloa o Jalisco. Los dramaturgos más jóvenes son nacidos y formados en las ciudades principales de Baja California y se dedican de tiempo completo a la profesión de las artes escénicas.

Durante los treinta, cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta, la mayor parte de la población de las ciudades bajacalifornianas se fundamentaba de inmigrantes. Éstos fueron el publico espectador. Por ello, no es hasta los sesenta en adelante que se puede reconocer una expresión social y cultural bajacaliforniana establecida como base de apoyo para actividades escénicas a nivel de creación, producción, actuación y asistencia a los eventos.

El teatro ha tenido un importante desarrollo tanto en Mexicali como en Tijuana y Ensenada. No obstante, Tijuana es la sede del Festival Nacional de Teatro y da apoyo extraordinario a este género durante la celebración de eventos culturales nacionales.

Se practican todos los subgéneros y modalidades: teatro infantil, dramas, piezas dramáticas, adaptaciones. Debe destacarse el joven espíritu de experimentación en la expresión escénica al explorar las más nuevas formas teatrales como la majestuosa presentación ejecutada por Elizabeth Cazessús.

Hacen falta estudios críticos y panorámicos del teatro de Baja California. El estudio de este género apenas alcanza breves menciones en Piedra de serpiente, literatura de Baja California (1993), una de las mejores antologías críticas de expresión literaria de la península.